Era complicado meterse con la figura de Augusto Pinochet. En dictadura, evidentemente, pero incluso cuando llegó la democracia. En los años noventa, en plena transición, el general seguía siendo un intocable. No era presidente, pero continuaba en el cargo de comandante en jefe del Ejército, lo que no era poco.
Un soldadito de plomo llamado Pinochet
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