Sin 9 pero con 5

Hay una naturaleza muy particular en los jugadores que, cuando sus compañeros disparan a puerta, salen corriendo enloquecidos hacia el portero. Lo hacen, de hecho, décimas antes de que los compañeros disparen: el compañero está armando la pierna y esos jugadores piensan automáticamente en la segunda jugada, que es el rechace. Se trata de la escuela que depuró hasta el final Raúl González Blanco, que venía a decir que se puede ser un crack mundial y rebañar sin complejos (de hecho es muy difícil ser un crack mundial y no rebañar: no renunciar al sopeo, al barco, a pasar el pan después del pulpo, donde a veces está la gloria, en el aceite y el pimentón). Esa naturaleza particularísima, puro instinto, está relacionada intrínsecamente con los asuntos más graves de la vida, esos que exigen fe hasta el final, un pacto entre la esperanza y tú: si ella no se va, tú sigues corriendo.

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