El día amaneció lluvioso y con una mala noticia: había fallecido el amigo de todos. Me enteré, desperezándome, por la radio, donde hablaba Manolo Lama. En principio, su adiós me hizo pensar que se retiraba, idea que manejó durante los últimos años. De repente me golpeó la dura realidad: había fallecido.
Pepe Domingo exprimió la vida hasta el final
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