Natxo González, el domador de las olas gigantes

A los 17 años, Natxo González sintió que se moría. Y no metafóricamente. Sentía que se dirigía a la muerte de verdad, arrastrado por las olas, sepultado bajo el peso del agua que se alzaba en lenguas igual de altas que un edificio de cinco pisos que se derrumbaba una y otra vez sobre la superficie del mar. Bajo ellas, González era consciente de que no le quedaba más oxígeno.

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