Hay dos expresiones que cuando se pronuncian en una organización deberían hace sonar todas las alarmas. Una es: “Todo el mundo lo hace”, y la pronunció alguien que sabía muy bien de lo que hablaba. Warren Buffet, que no es precisamente un empresario cualquiera, sino uno de los más grandes inversores del mundo. Sabía perfectamente que esta frase era la excusa perfecta para mantener prácticas corruptas en una organización. Esta oración alarma se pudo aplicar perfectamente a los sucesivos presidentes del FC Barcelona cuando, uno tras otro, seguían pagando al vicepresidente de los árbitros, Enríquez Negreira, pues los anteriores presidentes también “lo hacían”.
Luis Rubiales y el complejo de emperador: “Déjennos trabajar”
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