La Yulimar Rojas guerrera, campeona del mundo por cuarta vez y voz del empoderamiento de la mujer deportista

Al llegar al aeropuerto de Budapest la semana pasada, Yulimar Rojas se encuentra con un grupo de venezolanos que la esperan y con ellos suena la música y con ellos baila feliz y se deja grabar en vídeos que publica en su Instagram. En el estadio, Yulimar Rojas salta más que nadie, y baila y ríe, y se proclama diferente. “Yo soy especial”, dice. “Intento hacer especiales a los demás. Intento hacer especial el momento, y creo que este es mi momento”. Se presenta en el pasillo, rock star, como una guitarrista de heavy metal, una Van Halen, y pide que la aclame el público, luego, hop, step, jump, Rojas, invencible aun saltando mal, aun estando lenta y sin fuerza, gana su cuarto Mundial consecutivo en triple salto (15,08m) en un estadio en el que durante toda la semana, brotan, impetuosas, imparables, campeonas únicas.

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