La misión papal que investiga por abusos a la congregación peruana Sodalicio prepara un informe con los relatos de las víctimas

Pedro Salinas es agnóstico, pero espera un milagro desde hace décadas: que el Sodalicio, la congregación religiosa que lo manipuló durante su adolescencia y sus primeros años de juventud, sea suprimida. Es decir, que pierda la aprobación canónica que le dio el Papa Juan Pablo II en 1997, otorgándole el estatus de sociedad de vida apostólica, y sus miembros sean juzgados como civiles y no se escondan más bajo la sotana de la Iglesia Católica. Salinas quiere justicia para las decenas de víctimas que aseguran haber sido torturadas física, psicológica y sexualmente en nombre de un carisma divino, pero también desea un cierre para esta historia que dice haberlo despellejado. Ha escrito dos libros para desmontar lo que asegura son las grandes mentiras de esta organización: Mitad monjes, mitad soldados (2015), en coautoría con la también periodista Paola Ugaz, y Sin noticias de Dios (2022).

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