La increíble historia de los Suqué Mateu: un castillo, un festival, casinos, coches de lujo y una catedral del vino

Aunque es de escala geográfica, la flamante bodega Perelada es una casualidad. Todo empezó con un castillo. Miguel Mateu (1898-1972) coleccionaba vidrio. Fascinado por su falta de transparencia, viajaba por Siria y Palestina comprando balsamarios. Reunió piezas de Murano, Bohemia, La Granja o el Egipto faraónico en una de las mejores colecciones del mundo que ampliaba la de su padre, el empresario de la metalurgia Damián Mateu (1864-1935). Fue él quien compró un castillo del siglo XVII. ¿La razón? Necesitaba espacio para guardar las colecciones.

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