Jorge Vilda, seleccionador nacional del equipo de fútbol femenino, tenía un deseo. España acababa de clasificarse para la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. La primera final de su historia. Y él, tan señalado durante el último año por sus maneras al frente del equipo liderado por futbolistas como Alexia Putellas o Aitana Bonmatí, soñó en alto: “Hemos levantado a la gente del sofá; ahora tenemos que sacar a la gente a la calle”. Y la gente se echó a la calle: lo hizo aquel domingo que España se proclamó campeona del mundo. Y lo volvió a hacer esta semana. Después de que un beso robado del presidente de la Federación, Luis Rubiales, a una de las futbolistas, Jenni Hermoso, les robara todo el protagonismo a las campeonas. Con a.
Jorge Vilda, un campéon del mundo sin crédito ni aliados
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