Montse Hernández es la propietaria de una quesería en Los Realejos, municipio tinerfeño donde varios núcleos de población fueron evacuados hace un par de días como medida preventiva por la baja calidad del aire motivada por el colosal incendio que sufre la isla. Entre ellos, la aldea de Las Llanadas (600 habitantes), ubicada al noreste. Allí se encuentra la finca en la que vivían las 45 cabras de Montse, que también tuvieron que ser desalojadas. Los animales fueron desplazados a otra granja, donde ahora conviven con otras especies. Esto, cuenta la quesera, de 48 años, les provoca “una situación de estrés” que hace que produzcan menos leche. “Por ahora, no he podido ni elaborar el queso ni venderlo”, se lamenta.
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