Bajo la más salvaje de las tormentas, el aguacero universal de Rubiales, España se aferró al fútbol y presentó en Tbilisi su versión más refinada, completa y apabullante. Se dio un festín ante Mamardashvili, uno de los porteros más prometedores de Europa, y enderezó el camino a la Eurocopa del próximo verano.
España se anima con un festín contra Georgia
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