El seguro escolar, un salvavidas para la salud mental juvenil: “Sin él estaría muerto”

Alejandro Aboy habla abiertamente sobre su trastorno de la conducta alimentaria. Quedan lejos ya las batas blancas, las básculas, los hospitales de día y las consultas psicológicas que lo rodearon durante meses hace cuatro años, cuando la anorexia aplastó su vida social, académica y familiar. Ahora, desde la perspectiva que confiere estar curado, este joven madrileño de 22 años reconoce que es de los que han tenido suerte. Porque ha podido salir del círculo vicioso de la alimentación disfuncional y porque lo ha hecho de manera totalmente gratuita, gracias a una prestación económica de un organismo público: el seguro escolar. Aunque no es muy conocida, miles de jóvenes como él se benefician cada año de esta ayuda, con la que pueden pagar diversos tratamientos en clínicas privadas. Su presupuesto en 2022 fue de 20.113.326 euros. De ellos, el 97% del total, 19.603.700 euros, se destinaron íntegramente a pagar tratamientos psicológicos y psiquiátricos para estos jóvenes en clínicas privadas de salud mental. “Sin ese seguro escolar, ahora estaría muerto”, asegura Aboy.

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