Para entender la trayectoria de Al Aronowitz habría que invocar a Leonard Zelig, el personaje de Woody Allen. O quizás al protagonista de Forrest Gump, con su habilidad para conectar con personajes centrales de su tiempo. Más allá de fantasías cinematográficas, las hazañas de Aronowitz se explican por su posición profesional. A principios de los años sesenta era el experto en música pop del diario vespertino New York Post y del semanario The Saturday Evening Post. Puestos insólitos ya que entonces los grandes medios no valoraban la música juvenil excepto como excusa para reportajes vagamente sociológicos.
El hombre que encendió la mecha
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